Recuerda que la felicidad es una manera de viajar, no un destino.
Cuanto más duro trabajes, más difícil será que te rindas.
No importa cuantas veces te caes, sino cuantas veces te levantas y sigues peleando.
Puedes tener excusas o resultados, pero no puedes tener los dos.
Pregúntate a ti mismo: ¿Puedo dar más? La respuesta debe ser un sí. Tu puedes.
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